El castañar de El Tiemblo

Pasear por el castañar de El Tiemblo es como sumergirse en el bosque de los cuentos de nuestra infancia. Árboles frondosos, senderos que discurren sobre enormes alfombras de hojas secas, riachuelos, troncos centenarios y hasta un pequeño refugio no guardado, a falta de la casita de la bruja. Y por si todo esto os pareciera poco, miles de castañas esparcidas por el suelo listas para ser recogidas.

El Tiemblo es un pequeño municipio de algo más de 4.000 habitantes de la provincia de Ávila que se encuentra a casi 50 kilómetros de su capital. Su cercanía a Madrid (apenas una hora y cuarto) y el encanto de su serranía y el embalse de San Juan, lo han convertido en un destino habitual de turistas y domingueros madrileños, como nosotros este fin de semana.

El Castañar

Aprovechando que queríamos pasar el finde fuera en algún lugar con naturaleza, nos liamos la manta a la cabeza y nos fuimos al castañar de El Tiemblo aun sabiendo que en otoño, con la caída de la hoja, el sitio se llena de gente. Tuvimos suerte y, aunque no es un lugar apto para huir de las hordas de gente de la ciudad y para la búsqueda de la tranquilidad, lo cierto es que fue un paseo muy agradable y el bosque estaba increíble. Eso sí hay que tomárselo con calma y tratar de aislarse un poco del gentío.

Para ir al castañar hay que entrar en El Tiemblo y enseguida veremos las indicaciones que nos desvían hacia el castañar. Antes de entrar en la pista que nos conduce a él, se encuentra el control de vehículos. En temporada alta (es decir, ahora en otoño) hay que pagar para poder entrar. A nosotros en concreto nos costó 6€ el vehículo y 2€ por adulto. Aunque el control de vehículos es una medida necesaria para proteger el bosque, el pago de la tasa podría percibirse como una medida recaudatoria, justa o no eso ya depende de a quién se le pregunte.

Una vez aparcado el vehículo empezamos la ruta. El camino es muy sencillo y discurre todo el rato siguiendo el sendero. Los posibles desvíos están perfectamente marcados y si no es por un despiste es prácticamente imposible salirse de él. Se tarda algo más de una hora en hacer el recorrido entero y se caminan unos 4 Km.

Durante el recorrido encontraréis un pequeño desvío que os llevará a visitar a El Abuelo, un viejo castaño que tiene ya unos 525 años de edad. Como curiosidad, su tronco hueco ha sido utilizado en numerosas ocasiones por los pastores para cobijarse de las tormentas, llegando incluso a encender fogatas dentro de él.

Cerca de El Abuelo y al lado mismo del sendero se encuentra el Refugio de Majalavilla, un refugio no guardado con un interior decorado como pocos. No pasamos noche en el refugio pero tiene que ser maravilloso despertarse temprano una mañana de otoño y salir del refugio al bosque todavía sin visitantes.

Refugio Majalavilla en el castañar de El Tiemblo
Refugio Majalavilla en el castañar de El Tiemblo

El recorrido pasa por varios lugares en los que es posible sentarse a tomar un tentempié e incluso hay algún merendero apartado. Además, yendo en la época adecuada, podréis recoger una buena cantidad de castañas. Como siempre, procurad ser respetuosos con el bosque, pisar solamente por donde no dañéis la vegetación y llevaros solamente la cantidad de castañas que os vayáis a tomar, no seáis egoístas con los demás ni con el bosque.

También os recomendamos que seáis cuidadosos con las reses de la zona ya que se estresan con facilidad al encontrarse con tanta gente y vimos en directo como un toro echó a correr en un intento de envestir a unos niños que estaban molestándole.

El Tiemblo

Lo normal, si no coméis en el propio castañar, es ir a comer a El Tiemblo. Si lo hacéis, intentad reservar antes ya que es fácil que se llenen los restaurantes. Después de la comida os podéis dar un paseo por el pueblo, que os llevará poco rato.

Los dos principales atractivos de El Tiemblo se encuentran a las afueras del mismo. Uno es el Monasterio de los Jerónimos, que se encuentra en ruinas tras un incendio en 1979. El otro son los Toros de Guisando, unas esculturas de la edad de hierro. En la actualidad se pide el pago de una pequeña cuota por la visita, cosa que ha indignado a los vecinos de los pueblos cercanos.

San Martín de Valdeiglesias

San Martín de Valdeiglesias es una bonita localidad. Teníamos nuestro alojamiento allí, así que después de visitar el castañar y comer nos dirigimos hacia él. Nuestro hotel rural, Casa de Labranza se encuentra en pleno centro de San Martín de Valdeiglesias, al ladito mismo de la plaza del ayuntamiento. Se trata de una antigua casa castellana del año 1710 reconvertida en hotel rural de 7 habitaciones. Abel nos recibió amablemente y nos aconsejó varias cosas para ver por los alrededores. También nos preparó el desayuno a la mañana siguiente, un desayuno que os recomendamos tanto por precio como por calidad.

Hotel rural Casa de Labranza
Hotel rural Casa de Labranza

Lo mejor que podéis hacer por San Martín de Valdeiglesias es dar un buen paseo por sus callejuelas y descubrir los diversos rincones y parques que tiene. Su principal atractivo es el Castillo de la Coracera, un castillo del siglo XV que se encuentra perfectamente rehabilitado.

Castillo de la Coracera
Castillo de la Coracera

En cuanto al tema gastronómico, os podemos recomendar el restaurante La Toscana, en donde cenamos. Es un italiano tradicional, en el que también se sirven carnes.

Plaza del ayuntamiento
Plaza del ayuntamiento

Embalse de San Juan

Entre las poblaciones de San Martín de Valdeiglesias, El Tiemblo, Cebreros y Pelayos de la Presa se reparte el embalse de San Juan. Además de suministrar agua a las poblaciones de la zona, el embalse es conocido por que en él está permitido el baño y las embarcaciones a motor. Dispone de varios kilómetros de playa y tiene varios embarcaderos con yates y pequeños veleros, lo que ha llevado a la zona a ser conocida como la Playa de Madrid.

Embalse de San Juan
Embalse de San Juan

A modo de resumen

Como podéis ver, la zona de El Tiemblo es un estupendo lugar para pasar un fin de semana combinando la visita al hayedo, a los pueblos de la zona y el embalse de San Juan. Podréis encontrar estupendos alojamientos y una muy buena gastronomía.

Fotografía: Nuria Llopart