Los molinos de Consuegra
Y, diciendo esto, dio de espuelas a su caballo Rocinante, sin atender a las voces que su escudero Sancho le daba, advirtiéndole que sin duda alguna eran molinos de viento, y no gigantes, aquellos que iba a acometer. Pero él iba tan puesto en que eran gigantes, que ni oía las voces de su escudero Sancho, ni echaba de ver, aunque estaba ya bien cerca, lo que eran.
Si Don Quijote levantara la cabeza ya habría arrasado con el pueblo manchego de Consuegra, ya que sus doce molinos se alzan de forma amenazante y provocadora sobre él. A tan solo 130 Km de Madrid y poco más de una hora se encuentra este pueblo toledano que todavía conserva uno de los conjuntos de molinos harineros del siglo XVI, más importante de toda la península.
El pueblo de Consuegra
Consuegra conserva todavía ese aire castizo y manchego característico de los pueblos de Toledo. Las casas sobrias y las cortinillas de tela están muy presentes por todas partes. El olor a puchero está presente en Consuegra incluso en los días más calurosos, en los que no hay ni un alma en la calle a partir de mediodía ya que la falta de sombra no hace muy agradable el paseo.
Como buen pueblo Toledano, Consuegra dispone de una bonita plaza en la que se haya el ayuntamiento, la plaza de España como no podía ser de otra manera. Os recomendamos que no dejéis de visitarla, así como la iglesia de Santa María la Mayor.
El cerro Calderico
Pero donde se encuentra el verdadero encanto de Consuegra, es en este cerro, el cerro Calderico. Allí, en todo lo alto, divisibles desde la autopista a una gran distancia todavía, se alzan imponentes los doce molinos harineros del siglo XVI que se conservan todavía en buen estado. Junto a ellos se haya otra maravilla singular, el Castillo de la Muela, original del siglo X.
Los molinos de viento
Sobre el cerro Calderico se conservan doce de los trece molinos que existieron en su tiempo. Los más antiguos datan del siglo XVI
Los doce molinos de viento tienen nombre propio, todos extraídos de la obra de Don Quijote: Bolero, en donde está la oficina de turismo y conserva el moledero de trigo; Sancho, que conserva la maquinaria del siglo XVI y todavía funciona una vez al año, en la Fiesta del Azafrán; Mambrino; Mochilas; Cardeño; Alcancía; Chispas; Caballero del Verde Gabán; Rucio; Espartero; Clavileño, que curiosamente conserva fotografías y mobiliario de Andorra.
Los molinos son del mismo tipo que los molinos holandeses del mismo siglo y se componen de caperuza y torre. La estructura superior, o caperuza, da cobijo a la maquinaria, tiene forma cónica y gira para poder apuntar las aspas en dirección al viento. Un palo de gobierno en el exterior del molino es el utilizado para moverla. La torre está formada por muros de mampostería y es la que sustenta todo del peso del molino. Las aspas son de madera y están recubiertas con telas o lonas que permiten atrapar el viento facilitando el movimiento del molino. Las aspas transmiten el movimiento giratorio hacia un eje central, en donde se une a la rueda Catalina, que está compuesta por 40 muelas que engranan con las dos enormes piedras de moler el grano para transformarlo en harina. Para poder conocer la dirección del viento, el molinero disponía de ocho ventanucos dispuestos a lo largo de la caperuza, correspondiéndose cada uno de ellos con alguno de los ocho vientos reinantes en la zona: Cierzo, Toledano, Ábrego, Ábrego Hondo, Solano, Matacabras, Levante y Villacañas.
Se cree que sobre el molino número 13, originalmente llamado “Por si pega”, cae una maldición. El tiempo, o la maldición, ha mantenido a este molino en un estado más ruinoso que los demás, de hecho todavía hoy es un montón de escombros que se encuentra al final del cerro. Aunque en el año 1976 se realizó el acto de colocación de la primera piedra de su restauración, las obras han permanecido paralizadas hasta hoy en día.
La Fiesta de la Rosa de Azafrán
La Fiesta de la Rosa del Azafrán se celebra cada año en Consuegra el último fin de semana del mes de octubre. Se instauró en 1963 y pretende dar a conocer la esencia cultural manchega a través de la gastronomía, la artesanía, la historia y las tradiciones populares. Se escogió el azafrán como motivo de la fiesta debido a la importancia que adquiere este producto en el mercado de Castilla La Mancha. Es en esta fiesta cuando anualmente se pone al molino Sancho a moler trigo.
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